jueves, 31 de julio de 2014

Capítulo 2: Compuestos químicos

Era un día caluroso en el sur de Alicante, la noche anterior había llovido y el ambiente estaba pegajoso. Pedro se sentó en su silla favorita y comenzó a escribir en su libreta:
-Paso 1: Reunir todos los compuestos químicos. Paso 2: Hervir agua. Paso 3: Comprar tazas. Paso 4: Arreglar la...
En ese instante sonó el timbre de la puerta. Pedro se levantó con desgana y subió la escalera que le llevó al piso principal. El timbre sonó de nuevo.
-Ya voy.
Y otra vez.
-¡Que ya voy!
Corrió hacia la puerta y apretó el botón del interfono.
-¿Qué demonios desea, buen hombre?
El joven al otro lado de la puerta tembló, se aclaró la garganta y timidamente respondió:
-Sr. Fuentes, traigo su paquete.
-No me interesa, gracias.
-Pero, señor, usted me envió a recogerlo. Aquí pone que proviene de china. ¡Y está a su nombre!
-Hoy en día todo proviene de china, muchacho.
-Pero señor, yo no quiero hacerme cargo de esto... huele raro.
A Pedro Fuentes se le iluminó la cara. Abrió la puerta precipitadamente, le arrebató el paquete de las manos y le lanzó un billete. Admirando la caja, le cerró la puerta en las narices al pobre recadero.
Bajó corriendo hasta el sótano y anotó:
-Compuestos químicos: hecho.
Con la caja y la libreta entre las manos, subió de nuevo y atravesó el salón hasta llegar a la cocina. Empezó a sacar recipientes de toda clase de los armarios hasta dar con una olla. Le agregó agua y la puso en la vitrocerámica. Seguidamente esquivó todo el desastre que había causado y se sentó en una de las sillas de madera del salón.
-Hervir agua: hecho.
Sonó el timbre otra vez. Pedro fue a abrir la puerta emocionado de pies a cabeza. Con una sonrisa de oreja a oreja, giró el pomo. Y al abrirla, esa sonrisa se desvaneció como quien sopla un diente de león.
-Ah, eres tú.
-Me encantan tus calurosas bienvenidas.
-¿Qué haces aquí?
-Han vuelto a dejar tu correo en mi buzón.
Y la sonrisa salió a la luz de nuevo al leer el cartel "FRÁGIL".
-Gracias, ya puedes irte.
-Yo también me alegro de verte, Pedro.
Tratar con su mujer siempre había sido tarea para expertos, pero desde que se divorciaron se había vuelto más insoportable aún.
-Comprar tazas: hecho.
La jubilación es algo que muchas personas desean, pero para Fuentes era la perdición. Añoraba su trabajo; estar en su laboratorio, trabajar con microscopios, hacer mezclas...
Preparar té chino fue lo más parecido a la química que Pedro pudo encontrar.
Mientras desenvolvía ambos paquetes se dio cuenta de algo crucial para la elaboración de té:
-¡Maldición, me he olvidado de encender el fuego!

                                                                                ~Continuará...

Capítulo 1: Silbando bajo

Eran las tres y media de la tarde, había sonado la campana, todos se habían ido a sus casas, el conserje había cerrado las puertas y apagado las luces. Excepto las del aula de castigo.
Era la cuarta vez que Lara llegaba tarde esta semana. Y su castigo era permanecer encerrada allí, un total de cuatro horas repartidas en dos días. "Tampoco es un delito tan grave". Pensó ella.
Lara se acababa de mudar a las afueras de la ciudad y eso le complicaba el hecho de llegar a clase a la hora correcta. Existían otros institutos más cerca de su casa, pero todos eran privados y sus padres no se lo podían permitir.
Miraba el reloj, impaciente, mientras tamborileaba un lápiz mordisqueado contra la mesa.
-Ya te puedes ir.- dijo una voz que apareció de la nada. Lara se giró tan rápido que casi se cae de la silla.
-¿Enserio?- preguntó con un brillo en los ojos.
-Sí. Ha venido tu madre a recogerte.
El brillo se desvaneció por completo. La expresión de la cara se volvió tétrica. Ahora tendría que aguantar a su madre todo el camino de vuelta a casa, escuchando el sermón de las responsabilidades por enésima vez. La idea del castigo había cambiado.
Salió tímidamente del aula, atravesó el pasillo lo más lento que pudo y abrió la puerta de salida. ¿O no? Más bien se dio de bruces contra ella.
-¿Pero qué...?
Tiraba, tiraba y tiraba. Nada. No se movió ni una lámina de madera.
-Jovencita, la puerta está cerrada.-exclamó el conserje.
-Sí, me he dado cuenta.
El conserje sacó de su bolsillo izquierdo un aro metálico que contenía todas y cada una de las llaves del edificio, seleccionó la adecuada y abrió la puerta resoplando. Lara salió disparada hacia el exterior.
-¡De nada!- gritó el hombre. Pero Lara ya se había marchado corriendo. Ahora venía la parte en la cual Lara se metía en medio de la batalla armada con un osito de peluche.
-¡Lara castigada, Lara castigada, Lara castigada!- gritaba Oliver, su hermano pequeño.
-¡Mamá! ¿Por qué te has traído al mocoso?
Su madre no respondió. Se limitó a arrancar el coche.
Fue un trayecto largo y silencioso. Muy silencioso. Hasta Oliver había dejado de burlarse de Lara.
-¿No vas a decirme nada?-preguntó Lara algo confusa.
-¿Para qué quieres que te diga algo, si te va a dar igual?
-¿No estás enfadada?
-No.
Lara abrió los ojos como platos. No podía creer lo que estaba oyendo.
-Estoy disgustada.
Y el mundo volvió a la normalidad.
-Sé que es duro para ti que nos hayamos mudado otra vez, y que tu instituto esté tan lejos, pero deberías empezar a ser más responsable, Lara. ¡Con el hecho de que te levantes media hora antes es suficiente! Pero tu misma, Lara. ¿Querias que te tratara como una adulta? Pues lo haré. Por cierto, te dejaré por esta zona. Quiero que vayas al supermercado y me compres unas cuantas cosas.
-Pero...
La mirada fulminante de su madre cortó la protesta. Lara extendió la mano y su madre le entregó unos cuantos billetes y la lista de la compra.
-Tendrás que volver caminando.
Y mientras se alejaba, su hermano pegó la cara contra el cristal y le hizo una mueca burlona.
Una hora más tarde, Lara salió del supermercado cargada con bolsas y se percató de que chispeaba.
"Por favor que no llueva, por favor que no llueva".Y salió despacio silbando bajo mirando el suelo que se humedecía cada vez más y más.


                                                                                                    ~Continuará...

miércoles, 30 de julio de 2014

Esta es mi idea de los personajes


Peverell y Payton Shepard

Dos mellizos que gobiernan en el poblado contiguo a Hurbleetch; Mollyngay. Este poblado ha intentado hacerse con todos los territorios posibles de la zona. Ha conseguido exterminar a casi todas las pequeñas civilizaciones de los alrededores. Exepto a una: Hurbleetch. Hermano y hermana buscan al hombre que asesinó a su padre y así ellos vengar su muerte.

Annelize Lowell

Conocida bajo el nombre de Ana López, emigró de Sudáfrica para convertirse en vasca. Al poco tiempo de trasladarse sus padres murieron en un accidente automovilístico. Ana es una preciosa joven negra de ojos avellana y de cabellos rojo oscuro. Trabaja en un restaurante como camarera y vive con su tía y su prima. En el poblado de Hurbleetch es la dama de compañía de la princesa Azalea.

Rey Claudio Berrycloth

Gobierna en el poblado de Hurbleetch con sus dos hijos. Azalea y Angus Berrycloth (heredero al trono). Quedó viudo hace diez años y se prepara para legar su poder a su primogénito Angus. Tiene enl pelo blanco como la nieve y siempre adornado con su corona dorada. Viste con un traje marrón que le resalta las costillas, ya que al vivir sentado en su trono, ha perdido cantidad de masa muscular.

miércoles, 23 de julio de 2014

Azalea Berrycloth

Azalea vive en el pueblo de Hurbleetch con su hermano Angus y su padre, el Rey Claudio Berrycloth. Tiene el pelo rubio platino y largo hasta el suelo. Es habitual que se lo recoja en una media cola y coloque su corona encima. Complementa el peinado con vestidos en tonos rosados, beiges y clancos. Al ser religiosa lleva, en todo momento, una pequeña biblia. Vive a la  sombra de su hermano, heredero del trono, por lo que su personalidad es muy reservada.

martes, 22 de julio de 2014

Pierre du Fonteusse

También llamado Pedro Fuentes, es el ''mago'' del poblado. Nacido y criado en Alicante, Pedro fue aprendiendo los misterios de la ciencia hasta convertirse en un experto. Pelo desenfadado y gris, a juego con la barba. Ojos verdes y profundos. Viste con ropa negra y la mayoria de las veces la complementa con una capa roja. Con sus setenta años, aún es entrenador de tiro con arco.

Daniel Henderson

Muchos lo conocen como Dani Hernández de Girona. Con su despeinado pelo castaño miel y sus ojos azules, Dani se prepara para ser caballero. Siempre va con su espada enfundada y media armadura que solamente le cubre el pecho. Es abierto de mente, alegre y un poco alocado, lo que le lleva a tomar decisiones precipitadas.

Lorreine Von Gearde

Su nombre verdadero es Lara Garcés y proviene de una familia que habita en Barcelona, España. Tiene el pelo castaño y despeinado, con una pequeña trenza atada con una cuerda dorada. Tiene los ojos avellana. Suele ir con un collar con una piedra roja. A menudo viste de verde con botas marrones. Siempre lleva consigo un arco y un carcaj. Es valiente, astuta y fuerte no obstante es desconfiada y austadiza.